En muchas ocasiones cuando tocamos un músculo que nos duele podemos sentir algunas partes más duras al tacto y sensibles a la presión. La mayoría de las veces esas son contracturas y se produce porque el músculo se contrae brusca e involuntariamente. Suele ser dolorosa, más no grave.
Las contracturas más frecuentes, pero menos graves, suelen presentarse cuando se obliga a un músculo o a un grupo muscular a realizar un esfuerzo para el que no está preparado.
Si se trata de personas sedentarias, puede desencadenarse una contractura al efectuar algún movimiento brusco o violento durante las labores domésticas o por muchas horas de ejercicio continuo sin preparación entre otros.
Otras causas son las posiciones estáticas durante mucho tiempo, la ansiedad y el estrés.
Existen dos tipos de contracturas: aquellas que aparecen cuando se está realizando el esfuerzo y las que ocurren después de este.
Las del primer tipo se deben a la acumulación de productos metabólicos en el interior del tejido muscular.
Por medio de la sangre, se oxigenan y alimentan los músculos, pero además se eliminan las sustancias tóxicas resultantes. Cuando se efectúa un movimiento brusco, los vasos sanguíneos no están preparados para trabajar tan rápido y cuando se liberan los elementos tóxicos provocan al mismo tiempo dolor y contracturas.
La otra forma de contractura se debe al estiramiento de las fibras musculares o a su trabajo excesivo; esto provoca lesiones en los tejidos o en las articulaciones.
El tejido lesionados se repara en pocos días o en dos o tres semanas, desapareciendo el dolor. Se puede prolongar a más tiempo debido a adherencias entre los tejidos.
Algunos buenos consejos son:
* Aplicación de calor, electroterapia, masajes y realización de determinados ejercicios
* Calentamiento previo a cualquier actividad deportiva y un enfriamiento posterior a ella.
* Ejercicios de estiramiento diarios.
CAUSAS
CUELLO: causadas por giros bruscos, traumatismo en la cabeza, posiciones estáticas mantenidas o alteraciones en las articulaciones intervertebrales.
ESPALDA: ocasionadas por curvaturas excesivas de la columna, que reciben el nombre de Cifosis, Escoliosis e Hiperlordosis, que por lo general se presentan acompañadas por un dolor intenso. Otras posibles causas son los esfuerzos al alzar peso, hacer ejercicios en exceso, la artritis de columna, el lumbago y el ciático.
HOMBRO, BRAZOS Y MANOS: estas zonas son muy propensas a sufrir contracturas causadas por torceduras, esguinces, artritis u otras inflamaciones articulares, posturas inadecuadas, cambios climáticos o exposiciones prolongadas al frío o humedad no acostumbradas. También son provocadas por caídas y traumatismos, sobre todo en las personas mayores.
PIERNAS, CADERAS Y RODILLAS: causadas por artrosis, lesiones en los meniscos, esguinces, posturas forzadas o tendinitis.
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