El Botox

El Botox

El bisturí no es la única opción para eliminar las arrugas. Mediante la aplicación directa de una toxina que paraliza determinados músculos faciales, es posible rescatar la lozanía del rostro.

El bisturí no es la única opción para eliminar las arrugas. Mediante la aplicación directa de una toxina que paraliza determinados músculos faciales, es posible rescatar la lozanía del rostro.

Más temprano que tarde, en Venezuela se van apuntalando otras alternativas a la cirugía plástica para eliminar arrugas y líneas de expresión. Para alegría de los que posponen la opción del quirófano como ritual del "obligado" refrescamiento, ahora existe una fórmula que promete rescatar o prolongar la obsesión de la eterna juventud pero sin dolores, marcas, reposos postoperatorios ni grandes presupuestos en comparación con las intervenciones quirúrgicas de propósitos estéticos.

Aquellos que estén dispuestos a restar expresividad a su rostro a cambio de parecer más lozanos pueden decidirse por la aplicación médica de Botox, un medicamento extraído de la toxina botulímica clostridium botulinum, que produce la paralización temporal de los músculos faciales donde es inyectada en pequeñas dosis.

Como explica el dermatólogo Rafael Medina, la idea es relajar el tejido muscular que produce las arrugas y otras marcas que no siempre son signo del paso del tiempo, pues "mucha gente joven tiene efectos en la expresión que la envejecen. Hay que visualizar que los músculos de la cara aumentan de volumen cada vez que gesticulamos. Es como si estuviéramos entrenándolos todo el tiempo en un gimnasio. De esta forma se pliega la piel y se forman las líneas de expresión".

El Botox es el nombre comercial de la toxina botulímica tipo A, una de las siete que se extraen de la bacteria clostridium botulinum. "Al principio, muchas personas sienten temor porque se trata de un veneno. Pero este producto farmacológico, aprobado por la Oficina de Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos, es altamente purificado y seguro. Incluso, no ocurre nada si llega a pasarse al torrente sanguíneo. Si es inyectado por especialistas, no representa mayores riesgos", asegura el médico estético Leonardo Maldonado.

Cero guiños

El Botox comenzó a utilizarse por primera vez hace 10 años en tratamientos oftalmológicos, especialmente en casos de estrabismo donde la desviación del ojo es generada por el dominio de un músculo sobre otro. Con el paso de los años, las investigaciones han demostrado que sus efectos pueden resultar beneficiosos para el manejo de otras dolencias como el Mal de Parkinson, tips nerviosos y otros problemas de carácter neurológico. La última aplicación descubierta es el control de la sudoración excesiva de las manos y plantas de los pies, para lo cual se relaja el músculo que estimula la glándula sudorípara. Pero la historia del Botox en el campo cosmético comenzó a escribirse hace unos cuatro años. En Venezuela, contados expertos -especialmente cirujanos plásticos- empezaron a realizar las primeras "relajaciones" aproximadamente dos años atrás. Hoy se ha convertido en una práctica más común en los consultorios especializados en estética.

Las mujeres, sobre todo mayores de 40 años, constituyen el grupo que domina la lista de aplicación del Botox en Venezuela, aunque el número de hombres tiende a crecer, de acuerdo a las afirmaciones de los especialistas consultados. "Al no ser una operación quirúrgica, no dejar marcas ni exigir reposo -ventajas que permiten a la persona disimular socialmente una intervención de su rostro- esta técnica es paulatinamente aceptada entre la población masculina", considera Medina.

Por lo general, las personas que recurren a la toxina botulímica aspiran deshacerse de las marcas en la frente, el entrecejo, las arrugas periorbitales (mejor conocidas como patas de gallo) y las que aparecen en el labio superior. Maldonado indica que en este caso hay que tener cuidado de colocar la sustancia sólo en el extremo superior medio del labio, pues de inyectarlo en la región exterior o cercana a las comisuras se corre el riesgo de que se caiga el labio, lo cual representaría problemas para comer, hablar e incluso controlar la saliva. "Otros médicos más osados utilizan el Botox para alisar el cuello, práctica que siempre resulta más arriesgada".

Pero estos resultados no son permanentes, ya que el efecto del Botox suele durar entre cuatro y seis meses la primera vez que es aplicado. Al cabo de ese tiempo, debe colocarse de nuevo para mantener los músculos relajados. Mientras más veces sea inyectado, menos arrugas se formarán. "Hay que destacar que el tejido muscular se va atrofiando, de manera que cada vez se necesitará en menor cantidad. Resulta similar a los músculos de una pierna o un brazo enyesados durante meses, que por no usarse van disminuyendo de tamaño ", aclara Medina. Por trabajar en nivel muscular, la técnica del Botox no implica pérdida de sensibilidad, aunque sí de expresividad. "Quizás la rabia de una señora, cuya frente y entrecejo ya no se arruguen como antes, no será tan creíble ante sus hijos cuando se ponga brava". Otro desprendimiento es presupuestario: el monto de cada intervención oscila entre los 300.000 y 500.000 bolívares. Pero Medina y Maldonado coinciden en afirmar que "hasta ahora, no hemos recibido quejas de ninguno de nuestros pacientes. Al contrario, se muestran tan satisfechos que continúan regresando para nuevas aplicaciones".

Manos expertas

Siempre hay que mantenerse alerta ante las ofertas de tratamientos estéticos. En este terreno suele abundar la inexperiencia y la improvisación. Antes de dejar su rostro en manos de principiantes, es necesario que se cerciore del profesionalismo y reconocimiento del centro donde vaya a ser aplicado. En los salones de belleza y similares no siempre se consiguen cirujanos plásticos, neurólogos, dermatólogos y oftalmólogos, entro otros expertos autorizados para manejar esta técnica.

El uso del Botox es en extremo delicado, enfatizan los especialistas consultados. En primer lugar, hay que tener un conocimiento preciso de la anatomía humana, así como del manejo de las dosis y los instrumentos. Entre los efectos colaterales más reportados se encuentran: parálisis facial, ptosis palpebral o caída del párpado y cefaleas (12 a 24 horas después de la aplicación). Sin embargo, la distorsión no es para siempre. Después de cuatro o seis meses, el desagradable efecto habrá desaparecido.


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