El eclecticismo es una tendencia que se ha impuesto en diferentes ámbitos como el musical, el gastronómico incluso en la decoración. Consiste en la combinación de diversos estilos decorativos de diversas épocas. La palabra eclecticismo deriva de la voz griega “ekleigen”, que significa escoger, seleccionar. Esta palabra fue especialmente utilizada en el terreno de la filosofía, para nombrar el punto en común de diversas disciplinas, que luego serían fusionadas para formar una nueva corriente de pensamiento.
Durante el siglo XVIII el eclecticismo se trasladó a las Bellas Artes, luego de dos siglos el eclecticismo formo parte de la decoración de interiores. En decoración lo ecléctico tiene que ver con la fusión de tendencias como lo clásico, lo colonial, el rústico, lo post moderno, lo tecnológico. Algunos entendidos señalan que el estilo ecléctico se asemeja al estilo retro por mezclar diferentes elementos entre objetos clásicos y modernos. Para lograr el eclecticismo no hay parámetros fijos y es abierto a diversos estilos.
En el eclecticismo en decoración se renueva objetos del pasado y se les da otra apariencia, para que de esta manera puedan armonizar con objetos actuales. Dentro de esta opción decorativa se permite la mezcla de diversas tonalidades de madera, diferentes formas de muebles, distintos motivos en las alfombras, diferentes telas para el tapiz, entre otros. En la tendencia ecléctica no existen principios dictaminadores, solo se avala al buen gusto y a la libre disposición para combinar elementos del diferentes etapas.
Cabe señalar que lo protagonista de este estilo son los objetos colocados libremente. La idea es inventar espacios innovadores a partir de la selección de objetos que no guarden relación contextual entre sí. Sin la necesidad de un dogma.
Los colores que frecuentemente se emplean en esta tendencia son aquellos que quiebren con la formalidad, que muestren un ruptura con lo tradicional o decimonónico, que sean llamativos. Sin embargo, paradójicamente lo ecléctico es aquello que busca encontrar el punto en común entre lo contemporáneo y lo clásico.
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