Los niños pasan de un simple balbuceo a decir sus primeras palabras en muy poco tiempo, y enseguida empiezan a pronunciar muchas palabras, entre ellas el primer “mamá” o “papá”.
Los bebés son capaces de expresar sus deseos a través de sonidos. Además de los gestos o el llanto, son capaces de pedir algo con un "maaaa" ascendente. Desde muy pequeños, repetirán rudimentariamente las palabras y expresiones que empleas más a menudo. Si tienen la costumbre de terminar la comida con un expresivo "¡todo!" pronto el dirá lo mismo, eso sí, en su lenguaje particular.
En un estudio realizado en Barcelona los investigadores pudieron comprobar que el aumento de vocabulario se produce entre los 18 y 24 meses de vida, periodo en cual las áreas cerebrales relacionadas con el lenguaje maduran con rapidez.
A través de una técnica llamada resonancia magnética volumétrica, los científicos registraron en cien niños, desde su nacimiento hasta los tres años de edad, las distintas etapas de maduración que experimentaron sus cerebros.
El neurólogo Jesús Pujol, de CRC, explico: “Las imágenes muestran que entre los 18 y los 24 meses de vida las conexiones básicas del cerebro del niño ya están establecidas y ha terminado la fase más rápida de depósito de mielina en las áreas relacionadas con el lenguaje, una sustancia que recubre las neuronas y que hace que la transmisión de mensajes entre ellas sea mucho más rápida y eficaz”. “Ello coincide con la gran explosión a nivel verbal que el niño experimenta en esta etapa de su vida”; por todo ésto ya dicen frases de dos palabras como, "mamá aba" o "¿no ta?" y son capaces de entonar una pregunta. De los dos a los tres años la evolución es asombrosa. Las palabras brotan de su boca como auténticos discursos y en un plazo muy corto son capaces de duplicar su vocabulario, eso sí, no se le entenderá muy bien.
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