Aunque hay más de 200 tipos de enfermedades reumáticas -aquellas que afectan al aparato locomotor-, las más frecuentes son la artritis reumatoide, que afecta a 220.000 mujeres en España; la artrosis, padecida por un tercio de la población de más de 40 años; la fibromialgia, sufrida por más de 700.000 personas, la mayoría mujeres; la osteoporosis, el dolor lumbar, el lupus.
El presidente de la Sociedad Española de Reumatología, Josep Blanch, subrayó la alta prevalencia de estas enfermedades, algunas más graves que otras, pese al desconocimiento de la población.
De entre las más graves citó la artritis reumatoide, cuyo impacto en la pérdida de calidad de vida es equiparable a la de una persona con ceguera, explicó Blanch, que precisó no obstante que la aparición de las terapias biológicas han permitido remitir esta enfermedad hasta en un 20 por ciento de los pacientes y lograr mejoras para un 80 por ciento.
Para enfermedades reumáticas como la osteoporosis -falta de calcio en los huesos- recomendó caminar una hora y media al día, tomar el sol durante quince minutos y consumir productos lácteos.
Para la prevención de la artrosis recomendó llevar una vida sana, evitar la obesidad y los sobreesfuerzos y realizar ejercicios que no sobrecarguen las articulaciones.
La mayoría de los enfermos no acude al reumatólogo como primera opción recomendable, sino que visita a otro especialista, en particular al traumatólogo.
Por todo lo antes expuesto podemos decir que los huesos, como los músculos, son tejidos vivos que responden al ejercicio y se fortalecen. En general, las mujeres y los hombres jóvenes que hacen ejercicio con regularidad alcanzan una mayor densidad ósea (el nivel más alto de consistencia y fuerza de los huesos) que los que no hacen ejercicio. La mayoría de las personas alcanzan el punto máximo de densidad ósea entre los 20 y los 30 años de edad. A partir de esa edad generalmente la densidad ósea empieza a disminuir. Las mujeres y los hombres mayores de 20 años pueden ayudar a prevenir la pérdida ósea haciendo ejercicio con frecuencia. El ejercicio físico nos permite mantener la fuerza muscular, la coordinación y el equilibrio, previniendo así las caídas y las fracturas causadas por las mismas. Esto es especialmente importante para los adultos de edad avanzada y para las personas que han sido diagnosticadas con osteoporosis.
Algunos de estos ejercicios son ejercicios de recarga como levantar pesas, así como caminar, hacer senderismo, correr, subir escaleras, jugar al tenis y bailar. En contraste, ejercicios que no requieren cargar su propio peso son nadar y montar en bicicleta. Estos ejercicios ayudan a fortalecer y a mantener fuertes los músculos y reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares, pero no son los más efectivos para el fortalecimiento de sus huesos.
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