La resistencia
de la piel a los radicales libres disminuye con la edad.
Y aunque el proceso de envejecimiento es -hoy por hoy- imparable
podemos retrasarlo. De hecho, ya desde que aparecen las
primeras arrugas en el rostro (alrededor de los 30 años)
la cosmética nos ofrece diferentes estrategias para
frenar el paso del tiempo.
Para conservarse tersa la piel necesita
renovarse regularmente y estar protegida de los radicales
libres, pequeñas moléculas que activadas por
factores medioambientales como los rayos solares, la polución,
el tabaco, el estrés o la mala alimentación
son los principales responsables del envejecimiento.
Mientras una piel es todavía joven sus sistemas de
resistencia frente a los radicales libres se encuentran
en plena actividad. Lamentablemente, con el paso del tiempo
van perdiendo potencia lo que se traduce en la aparición
de los síntomas evidentes del envejecimiento: las
arrugas y la flaccidez.
Afortunadamente, en la actualidad existen diferentes estrategias
para mejorar -e, incluso, retrasar- las arrugas cutáneas
siendo más difícil el reto de combatir la
flaccidez. Con unos cuidados básicos el aspecto de
la piel puede mejorar notablemente.
RETINOL:
EL ALIADO DE LA JUVENTUD
No nos cansaremos de insistir en ello: el mejor tratamiento
para el envejecimiento cutáneo es la protección
solar. No obstante, cuando el daño cutáneo
ya se ha producido la industria cosmética nos oferta
diferentes preparados para atenuar las arrugas, todos ellos
con un denominador común: el de aumentar la sensibilidad
al sol. Por ese motivo, siempre que nos apliquemos cualesquiera
de estos tratamientos es importante incluir protectores
solares y evitar la sobreexposición a la radiación
solar.
Entre los tratamientos antiarrugas más consolidados
están los ácidos retinoicos derivados de la
vitamina A, el tretinoíno y el retinol que han demostrado
su eficacia en las pieles envejecidas, en las que frenan
la aparición de arrugas y atenúan las ya existentes.
El primero está disponible bajo prescripción
médica; el segundo, que por falta de estabilidad
no podía ser empleado en productos cosméticos
hasta hace poco tiempo, se ha beneficiado de los nuevos
sistemas de transporte químico y hoy se encuentra
presente en numerosos preparados cosméticos.
Asociado con principios antioxidantes como las vitaminas
C o E, el retinol resiste más tiempo a la degradación.
Ambas vitaminas aportan al producto su efecto antirradical
potenciando la acción antienvejecimiento de la vitamina
A. No obstante, la FDA ha insistido en que los productos
con retinol de venta libre no están regulados por
lo que se desconoce la cantidad de sus ingredientes activos
y en algunos casos apenas podrían contener retinol.
Un punto a tener en cuenta ya que los efectos del retinol
dependen de su concentración. Los dermatólogos
y esteticistas lo usan muy concentrado para exfoliar la
piel. Debido a este efecto de exfoliación constante,
el retinol mejora la apariencia de la piel de modo que todas
las líneas cosméticas tienen productos que
lo contienen. Normalmente se usa dos o tres veces por semana
en la cara, manos, cuello y pecho, generalmente durante
la noche. Uno de sus efectos negativos es volver a la piel
sensible a la luz por lo que si nos aplicamos retinol hay
que utilizar un fuerte protector solar y evitar la exposición.
De lo contrario podemos sufrir enrojecimientos, picores
y manchas.
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